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Deméter y Perséfone
Según una antigua leyenda, Deméter, diosa de la agricultura, tenía una hijo muy querida. La muchacha se llamaba Perséfone y era la alegría de su madre. Un día, mientras la diosa se ocupaba de los campos y de los frutos, oyó un grito de su hija.
- Perséfone!, ¿qué ocurre?- preguntó alarmada.
Pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo. No encontró ningún rastro de la muchacha y entendió que algo grave le había ocurrido. Desesperada, salió en su busca. Y durante nueve largos días caminó sin descanso preguntando a todos por su hija.
Al décimo día, el Sol le dio la respuesta:
-Perséfone ha sido raptada por Hades, el dios que vive en el reino de las sombras.
Aquella noticia sumió a Deméter en una profunda tristeza. A causa de su pena, la diosa descuidó sus obligaciones y los campos dejaron de dar fruto. Las tierras parecían sin vida.
-Como sigamos así, moriremos de hambre- se lamentaban los campesinos
LOs dioses sintieron compasión de la miseria de la miseria de los humanos y suplicaron a Deméter que devolviera la fertilidad a los campos.
-Solo lo haré si vuelvo a ver a Perséfone.
Entonces los dioses hablaron con Hades para convencerlo de que dejara a la joven regresar con su madre. Hades accedió con una condición: cada año, Perséfone debía pasar unos meses junto a él, en el reino de las sombras. Y así se acordó
Cuando Deméter volvió a ver a su hija , sintió tal alegría que brotaron las flores, se multiplicaron los frutos y los árboles se cubrieron nuevamente de hojas... La naturaleza entera parecía despertar de su letargo.
Desde entonces, cada año, en la época en que Perséfone está con su madre, la tierra florece y los campos se llenan de frutos. Y también cada año, cuando Perséfone regresa al reino de las sombras, la tierra se cubre de un manto de tristeza y la vegetación desaparece durante unos meses.

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